lunes, 13 de abril de 2009

at. Liliana Piani , Diputada Provincial-(de Resumen de Noticias)

Crecen las enfermedades de la pobreza
Un país sin remedio... Ni prevención
Al ritmo de la proliferación del dengue, que ya podría contabilizar una docena de casos autóctonos en la Provincia-, las llamadas “enfermedades medievales” reaparecieron en Argentina. Se trata del hantavirus, leptospirosis, fiebre amarilla, diarrea, malaria y hasta mal de Chagas. Todas, relacionadas con la pobreza creciente
Podrían ser postales de países de Africa o Asia, pero no lo son. Las enfermedades de la pobreza ya dejaron de ser exclusivas de países subdesarrollados; también de zonas del norte argentino. Los mosquitos del dengue ya volaron hasta Buenos Aires, donde se mezclaron con otras afecciones que, en los últimos años, multiplicaron sus casos: hantavirus, leptospirosis, fiebre amarilla, diarrea y hasta mal de Chagas.El jueves pasado se conoció que Buenos Aires ya tendría su primer caso autóctono de dengue. Y luego, más confirmaciones llegaron: ayer, el ministro de Salud Claudio Zin declaró que podrían existir ya más de doce. Argentina enfrenta hoy enfermedades “medievales” -por el solo hecho de que se consideran “prevenibles”- que ponen en alerta la seguridad sanitaria debido a “la falta de previsión”, explicó a Hoy Adrián Látaro, especialista en el área de Zoonosis, de la Clínica Privada Buenos Aires.La proliferación de enfermedades -en la actualidad, el país es afectado por el dengue- se debe a diferentes factores, como el deterioro de las condiciones de vida, la acumulación de basura, el aumento de las temperaturas y la deforestación, según los especialistas. Pero es la pobreza el escenario “ideal” para la reproducción de estas enfermedades.El informe Empleo y Desarrollo Social, elaborado por la Escuela de Economía de la Universidad Católica Argentina (UCA), indicó que el nivel de pobreza es del 30 por ciento. Esto se traduce en la existencia de aproximadamente 2,2 millones de hogares argentinos que estarían actualmente en situación de pobreza. La cifra contrasta con los niveles oficiales elaboradores por el poco confiable INDEC, que estacionó la pobreza en un 15 por ciento.“En los últimos tiempos estamos experimentando la emergencia o re-emergencia de algunas enfermedades que se creían por lo menos controladas y han aparecido de nuevo fuertemente en Argentina”, sostuvo Sonia Tarragona, directora general de Mundo Sano, fundación dedicada a la investigación científica. Y agregó: “Ahora son mucho más fuertes y dañinas que antes”.El país es acechado hoy por el mosquito del dengue. Si bien esta enfermedad no es considerada “de la pobreza”, esta condición recrea el ámbito propicio para el desarrollo de fuertes epidemias. Lo cierto es que lo peor está por venir: las personas que ya enfermaron de dengue común están predispuestas, el año que viene o el otro, a sufrir dengue hemorrágico, que puede ser mortal. Hasta ahora -en forma oficial- se registraron en la Argentina 2.932 casos autóctonos y 388 contraídos por viajeros.“El dengue no es una enfermedad de la pobreza”, indicó Alfredo Seijo, jefe de Zoonosis del hospital Muñiz. Y agregó: “El mosquito pica a personas de todas las clases sociales. Pero, por ejemplo, las poblaciones que carecen de agua corriente deben almacenarla en recipientes que pueden transformarse en criaderos de mosquitos. En todo caso, cuando crece la pobreza, el riesgo de dengue suele desestimarse ante otras patologías, y sólo se toma conciencia cuando el problema se presenta”.La administración nacional de laboratorios e institutos de salud Carlos Malbrán, a través de su Plan Estratégico 2008-2011, sostuvo que “al analizar la situación sanitaria de la Argentina, se observa la coexistencia de problemas de salud similares a la de países desarrollados, predominantes en sectores de medios y altos ingresos, conjuntamente con la presencia de enfermedades infecciosas que siguen presentando riesgos sanitarios de importancia que afectan principalmente a los sectores de menos recursos.También se advierte que factores como la mala alimentación, la suciedad o el contacto de las personas con la basura, la falta de agua potable para vastos sectores de la población y la precariedad de las viviendas y los servicios forman un contexto adverso a la contención de los virus.¿Qué falta? La respuesta está en construir un mapa de enfermedades con la ayuda de imágenes satelitales para “hantavirus, dengue, leishmaniasis y otras patologías”, y de elaborar protocolos de investigación clínica de “enfermedades infecciosas de alto impacto, que abarque el tratamiento y los marcadores inmunológicos y predictivos”, indicó el estudio del Malbrán.
Diario Hoy

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