martes, 8 de diciembre de 2009

at. Senador Provincial Roberto Costa

Una sociedad condenada

"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegido contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." Esta frase, que parece escrita para la Argentina actual, pertenece a Ayn Rand, escritora estadounidense nacida en Rusia, que en 1957 publicó un famoso libro titulado La rebelión de Atlas .
La novela, a lo largo de sus más de mil páginas va describiendo cómo los burócratas, los empresarios prebendarios y los dirigentes sindicales van ahogando la actividad económica en una carrera enloquecida por apoderarse del fruto del trabajo de los demás
. Ayn Rand recurre sistemáticamente a la palabra saqueo y saqueadores, para describir a aquellos que usan el monopolio de la fuerza del Estado para, siempre bajo argumentos de solidaridad social, apropiarse del ingreso de la gente productiva. El final de La rebelión de Atlas es obvio. Si son pocos los que producen y muchos los que consumen y, encima, a los pocos que producen el Estado los agobia con impuestos, regulaciones, extorsiones y demás medidas compulsivas, el sistema económico termina colapsando. Pero lo más grave ocurre cuando los pocos que producen, como sucede en La Rebelión de Atlas, deciden refugiarse en una zona de EE.UU. fuera del alcance de los burócratas. En ese momento, no queda nadie para producir y los burócratas entran en desesperación dado que ya no tienen cómo conseguir recursos para "redistribuir solidariamente" porque los que producían se cansaron de ser saqueados. Es más, los corruptos entran en pánico porque tampoco tienen a quien "coimear" ante la ausencia de producción.
Quien haya leído La rebelión..., tal vez coincida conmigo, que hoy la Argentina tiene una fuerte coincidencia con el libro de Ayn Rand. La burocracia ahoga la capacidad de innovación de la gente productiva con múltiples y arbitrarias regulaciones. A diario nos enteramos de escandalosos casos de corrupción, el dinero no fluye a los que se esfuerzan y producen y el Estado utiliza cuánto medio tiene a su alcance para destruir empresas, o bien ahogarlas financiera y económicamente mediante controles de precios para luego estatizarlas con el objeto de beneficiar a unos pocos amigos del poder o simplemente para vengarse de quienes no piensan como los gobernantes.
Hoy, el argentino siente que no tiene futuro
. No visualiza un mediano y largo plazo que le permita planificar su desarrollo. Se limita a levantarse todas las mañanas y ver cómo puede hacer para sobrevivir.
¿Por qué ocurre esta situación de angustiante incertidumbre? Porque el Gobierno, por las razones que fueran, se ha transformado en una cuadrilla de demolición de la economía y ante cualquier opinión contraria, amenaza con avanzar con la máquina topadora para dejar más escombros, regulando, presionando, prohibiendo, etc.
En nombre de la solidaridad social se destruyeron la industria ganadera y láctea; el escaso mercado de capitales que quedaba confiscando los ahorros que la gente tenía en las AFJP; y el sector agrícola, que ha terminado concentrándose en la producción de soja, porque pocos son los que apuestan a producir trigo y otros granos. ¿Qué otra cosa son los US$ 45.000 millones de dólares que se han fugado de la Argentina desde el tercer trimestre de 2007 que una Rebelión de Atlas ante la voracidad del Gobierno? El monto fugado es casi equivalente al total de depósitos del sector privado en el sistema financiero. ¿Cuántos créditos podrían darse hoy a tasas más bajas si el Gobierno no hubiese destruido la seguridad jurídica con sus constantes avances sobre la propiedad privada?
Con las cuentas fiscales haciendo agua, ¿quién va a animarse a traer sus ahorros a la Argentina
si sabe que se lo pueden confiscar en cualquier momento bajo el argumento de la soberanía nacional y las políticas redistributivas?
¿Quién puede invertir un peso en la Argentina, si luego no sabe si va a poder exportar, lo van a obligar a vender a precios que no le cubren los costos o lo esquilmarán a impuestos?
Cuando uno ve la evolución de los indicadores económicos confiables y observa la constante decadencia en forma de más desocupación, pobreza e indigencia, no puede menos que menos que pensar si toda la Argentina no es, inconscientemente, una gigantesca Rebelión de Atlas por la que los que quieren producir están saturados de tanta burocracia e incertidumbre en las reglas de juego y comienzan a bajar los brazos, dejando de invertir y de producir más eficientemente, porque saben que cuánto más esfuerzo hagan ahí estará el Estado para hacer fluir el dinero hacia quienes trafican favores.
Bajo esta política de ahogar la producción y la capacidad de innovación, la Argentina tiene, en palabras de Ayn Rand, "una sociedad condenada". Y solo podrá salir de esa condena el día que para producir no haya que tener la autorización del que nada produce, cuando el dinero fluya hacia quienes producen en vez de ir a los traficantes de favores y cuando la gente laboriosa esté protegida por la ley, en vez de que la corrupción sea la protegida.
Dicho en otros términos,
nuestro problema económico es sólo un emergente de valores totalmente distorsionados por los que el trabajo y la inversión han dejado de ser recompensados para ser castigados

at. Pablo de la Iglesia - Entre Ríos


Hemos suprimido los acentos y reemplazado las enies por ni
Yes, WE CAN -Puede verlo en Internet:
http://ccchajari.blogspot.com/2009/12/yes-we-can.html

Puesto que para la clase politica argentina es un tema menor... al menos a juzgar por la importancia que tiene el tema en el discurso y la accion cotidiana. Puesto que, en especial hacia el interior del pais, quienes abordamos la cuestion como prioridad, solemos ser tildados de fanaticos o extremistas, me voy a apegar al libreto de la Cumbre de Copenhague para aprovechar cada dia y sostener una vez mas SOS, LA TIERRA ESTA EN LLAMAS y aca, en Chajari, lejos de los países nórdicos, con Obama a miles de kilómetros, y aun lejos de Buenos Aires... porque toda la culpa la tiene Cristina que veto la ley de los glaciares, autorizo una usina de carbon y hace negocios con la Barrick Gold.¡Nosotros que podemos hacer! Las quemas a cielo abierto de los aserraderos no suman CO2, ni aqui tampoco producen asma, alergias ni epoc.Tampoco cuando esto ocurre en los campos o terrenos para su limpieza; eso siempre se ha hecho de esa manera y no tenemos porque cambiar.El buen uso de los restos de la madera nos permitiria crear riqueza y disminuir la contaminacion... al menos darle un buen uso para que las familias humildes se calienten en invierno o hagan su pan en un horno de barro. Mejor seguimos durmiendo la siesta; el marketing ecológico no sirve para nada pero suma votos y nos hace parecer mas buenos.Los miles de litros de agua de maxima pureza que desperdiciamos en nuestro parque termal no merecen un uso productivo; bajo nuestros pies tenemos un mar que podemos saquear a destajo porque tenemos una suerte de privilegio divino al que no debemos renunciar.Promover un grupo de trabajo y estudio con vistas a encontrar caminos para mejorar nuestra produccion agropecuaria, potenciar su rentabilidad utilizando menos químicos tóxicos y disminuir la huella ambiental... ¿Para que? Si con el nuevo Congreso vamos a bajar las retenciones y nada mas tiene que cambiar.Y queda muy cool tener una reserva de la biodiversidad en los folletos que promueven la ciudad como destino turistico... aunque ni reserva y muuuucho menos de la biodiversidad. Como una de las reservas en el Parque Termal, una pradera limpita donde alguna vez hubo una “plaga” de espinillos.Seremos recordados como una generacion egoista que dio prioridad al bolsillo y mato la vida... al menos en términos de calidad y bienestar; que dejo a nuestros niños sin disfrutar de la posibilidad de un río con peces o nidos de pájaros en los árboles.Nadie pretende que los cambios sean fáciles. Tenemos que renunciar al mundo tal como lo conocemos e inventar uno nuevo; pero es una renuncia para vivir mejor, TODOS. Es un desafío estimulante si lo abordamos sin resistencias, sin miedo, con entusiasmo. Ninguna persona honesta tiene porque perder en esta nueva ecuación. Tenemos tierras. Tenemos agua. Tenemos la gente. Podemos asumir nuestra responsabilidad. Yes, WE CAN.Pablo de la Iglesia www.politicosconcientes.com.arwww.ccchajari.com.ar