jueves, 30 de octubre de 2008

de PERFIL

cifras que asustan
Suicidios, la "epidemia oculta" que afecta a la Argentina
En 2007, más de tres mil personas se quitaron la vida en nuestro país. El Estado dice estar trabajando en el tema, pero las ONG denuncian desidia.

Por Verónica Wiñazki (*) Si la situación de la persona es percibida por el entorno, la muerte es evitable.
“El suicidio es una epidemia oculta”. Así, el titular de Red Solidaria, Juan Carr, alerta sobre la relevancia del tema en nuestro país. Según estadísticas oficiales, en el año 2007 ocurrieron en la Argentina 3.119 muertes por suicidio, lo que se traduce en una tasa de 8 suicidios cada 100 mil habitantes.

José Lumerman, médico psiquiatra y director del Instituto Austral de Salud
Mental de Neuquén, manifiesta su preocupación y afirma que el suicidio “es una epidemia negada, un fenómeno patológico que afecta a un porcentaje de la población por encima de la media histórica”.

Carr expresa su profunda preocupación por la incidencia del suicidio en la población juvenil. "Un chico argentino se suicida cada tres horas", dice y explica que dos de cada tres muertes corresponden a chicos entre 15 y 24 años.

Según datos brindados por el Ministerio de Salud, la tasa de suicidios en el año 1999 fue de 6,6 sobre 100 mil habitantes y fue aumentando hacia 2001, hasta llegar a su pico máximo en el año 2003 con una tasa de 8,7 suicidios por cada 100 mil habitantes.

En el mundo, las cifras son todavía más escalofriantes. Según la Organización Mundial de la Salud, cada cuarenta segundos una persona se quita la vida en algún lugar del planeta. Esto significa que al año se producen 900 mil muertes por suicidio, lo que lo convierte en una de las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años.


A pesar de la contundencia de los números, Antonio Di Nanno, médico psiquiatra a cargo de la Unidad Coordinadora, Ejecutora de Salud Mental y Comportamiento Saludable del Ministerio de Salud de la Nación, prefiere no referirse al suicidio como una epidemia, sino como una "realidad concreta". "Nosotros nunca ocultamos los números; lo tomamos como un problema, pero no como una epidemia”, explica.

¿Cómo evitar que alguien se quite la vida? Los especialistas consultados coincidieron en que la prevención es la única solución al problema y que los esfuerzos de la salud pública deben estar puestos allí. “En el 90% de los casos, si la situación de la persona es percibida por el entorno o por profesionales de la salud, la muerte es evitable”, dice Juan Carr. “Hay que destacar la importancia de los medios de comunicación para informar y concienciar a la sociedad”, agrega Lumerman.

El Ministerio de Salud en conjunto con ONGs dedicadas a la problemática, presentaron el 10 de septiembre de 2007 –Día Mundial para la Prevención del Suicidio- un proyecto para un Programa Nacional. Sin embargo, y a pesar que desde el Ministerio aseguran que ya han empezado a trabajar con las provincias, falta todavía el marco jurídico para darle status a esa iniciativa.

Para Diana Altavilla, presidenta y fundadora del Centro de Atención al Familiar del Suicida (una ONG que trabaja “por amor al servicio y por la gente”), “ el Estado no ayuda nada, más bien obstaculiza y eso hace todo más difícil. No tenemos apoyo de empresas para los gastos porque no es un tema agradable”.

(*) redactora de Perfil.com

GREENPEACE

Las empresas tecnológicas deberán responsabilizarse por los residuos que sus productos generan.

Hola AIDA,Mandar un email, usar un teléfono celular, escuchar música o usar cualquier electrodoméstico parecen acciones inofensivas a simple vista. Pero para todo esto estás usando aparatos electrónicos que se vuelven muy peligrosos cuando dejan de funcionar y se convierten en basura. Dentro de ellos hay cientos de materiales que son extremadamente dañinos ya que contienen metales pesados como plomo, mercurio, cadmio, químicos peligrosos, y PVC, entre otros. Las mujeres embarazadas y los niños son especialmente sensibles al plomo y al mercurio que provocan daños aún en muy bajos niveles de exposición.
¿Cuántas veces te preguntaste qué hacer con una pila, una batería usada o un celular que no anda más? o ¿Dónde tirar las lamparitas de bajo consumo que contienen pequeñas cantidades de mercurio?En este momento, la basura que proviene de artículos electrónicos es tierra de nadie y como tantos otros desechos… ahí termina enterrada. Ante la falta de programas de reciclado en la Argentina, los residuos suelen terminar en los rellenos sanitarios donde los químicos se filtran al suelo y contaminan las napas o se liberan y contaminan el aire. En otros casos, son incinerados y liberan metales pesados a nuestra atmósfera.Es por ello que presentamos una solución a la situación de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) en la Argentina que será la base para un proyecto de ley que regule el destino de los desechos producidos por las nuevas tecnologías en el país y que incluya, como principio rector, el concepto de la “responsabilidad extendida del productor” (REP). De este modo, el fabricante será responsable de mejorar los procesos de producción, disminuir los materiales tóxicos utilizados y realizar el recupero de los desechos y productos en desuso.Las impresoras y fotocopiadoras vendidas se incrementaron un 35% entre 2006 y 2007; en el mismo período, las computadoras de escritorio aumentaron un 20% y las portátiles se duplicaron. Los teléfonos celulares pasaron de ser un millón en 2003 a doce millones tres años más tarde. Para fines de este año los argentinos generaremos 100.000 toneladas de residuos electrónicos, aproximadamente 2,5 kg por persona.Antes no sabíamos qué hacer con este tipo de basura, ahora sabemos qué hacer para que los residuos electrónicos no continúen deteriorando nuestro medio ambiente. Gracias por acompañarnos

Rosario