lunes, 12 de abril de 2010

Atención Jorge Derra-M. SAVIO

Palabras perdidas: Terrorismo del lenguaje”

El intendente Guzmán ha denunciado terrorismo de Estado al referirse a un escrito anónimo, que resulta detestable, en caso de que el marmotreto sea una miserable mentira, y mucho más repugnante aún si lo que pretende publicitar fuera una triste realidad personal. Esos mensajes son reprochables más allá de la dosis de verdad o mentira que pudieran encerrar. Frente a esto, la defensa esgrimida por el señor intendente pareciera redactada por el peor de sus enemigos.
Podríamos enrostrarle a Guzmán que no ha tenido el coraje de expresar con nombre y apellido a quienes, según él, son los responsables de la maniobra. No hace nombres el funcionario, pero en sus declaraciones queda muy cerca de expresar que los autores son los sectores políticos que lo acompañaron en su carrera hasta la Intendencia.
Tendría que tener el coraje de decir que fue Patti el responsable, no se animó. Es entendible, su diatriba roza su propia imagen y, como decía Peron, en política se vuelve de todas partes menos del ridículo.
Pero no es esta remora lo peor de la autodefensa esgrimida por el Intendente. Utilizó en su discurso, en un momento institucionalmente importante, el término “Terrorismo de Estado”.
Uno de los logros más subliminales del neoliberalismo es la destrucción de la palabra. No sólo su degradación como documento confiable sino también la destrucción como herramienta de comuniciación y entendimiento entre los hombres.
Guzmán hace uso de ese deterioro de la palabra para confundir y confundirse con lo que está diciendo. Tendría que saber el intendente que hay términos, palabras, que han adquirido un valor muy alto. Son palabras que definen circunstancias y conceptos demasiado tristes, aprendizajes que el pueblo argentino ha alcanzado con demasiado dolor como para permitirse, justamente él, un representante electo por el pueblo, su degradación.
Genocidio, Lesa humanidad, Desaparecidos, Dictadura, “Terrorismo de Estado” son algunos de esos términos, que la memoria colectiva del pueblo ha fijado para siempre, con dolor, con llanto, con rabia, con impotencia. Son palabras que representan cosas mucho más profundas y amplias que su simple literalidad. No se las puede vulgarizar, deteriorar, prostituir. Deben permanecer intactas, porque son el núcleo sólido de la memoria, que no se debe confundir ni alterar.
Acompaño al señor intendente en su repudio a la maliciosa campaña de la que es víctima, pero lo invito a salvar su error públicamente, poniendo a resguardo de cualquier utilizacion personal o sectorial términos tan dolorosamente aprehendidos por el pueblo argentino.


                                                             Jorge Derra







Hay que vivir como se habla

No hay comentarios: