domingo, 4 de mayo de 2008

Novedades de GRAIN

Biodiversidad, sustento y culturas (Abril 2008)

EDITORIAL por Biodiversidad

El niño retratado en la portada (que aquí mostramos en su bicicleta) viene a ser una esperanza para el futuro de la tradición de su comunidad de origen mayo-yoreme: ser pescadores artesanales en la costa de Sonora, México, en Yavaros, una localidad como tantas otras en el mundo que sufren el embate de las grandes compañías japonesas o de otras nacionalidades --que acaparan con sus grandes barcos-fábrica el camarón, el atún, las sardinas y otros peces pelágicos comunes en la zona del Mar de Cortés o Golfo de California. Pescadores artesanales que van sintiendo el hostigamiento provocado por las privatizaciones de grandes segmentos de costa, del mar en sí mismo y del agua dulce acaparada por los yates que bajan de Estados Unidos por la llamada "escalera náutica" mexicana: un red de "marinas", es decir puertos de abasto de agua, estacionamiento para miles de botes de vela y lugar de retiro para algunos habitantes de California (los intransigentes y reaccionarios minutemen) que, paradójicamente, son quienes quieren impedir, aun a costa de asesinatos, que los migrantes de toda América Latina lleguen al norte estadounidense.
Para acompañar los contenidos del número 56, que dedicamos a ahondar el debate en torno a las semillas, los transgénicos, la certificación "orgánica", la supuesta viabilidad de los bancos de semillas y los marcos jurídicos absolutamente letales para la actividad campesina -- por ser temas que se discutirán en mayo durante la novena conferencia de las partes firmantes del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) en Alemania -- Biodiversidad, sustento y culturas les ofrece un reportaje fotográfico de la vida cotidiana de esa comunidad de pescadores mayos que, acorralados, enfrentan la privatización del mar (haciendo eco y homenaje a los pescadores artesanales lafkenches de la Caleta Mehuín de la costa chilena que resisten desde hace mucho un ducto de desagüe propiedad de Celco, una empresa productora de celulosa que dividió a las comunidades contratando paramilitares entre los pobladores). Así igual los agricultores del mundo ven cómo se acerca la legitimación privatizadora de ciertas versiones de semillas, homogenizadas y "certificadas" que son autorizadas como las únicas "variedades legales", marginando el vasto mundo de variabilidad vegetal y el quehacer milenario que lo ha hecho posible al vetarlo como "ilegal".
Sin dudar un segundo, reivindicamos que una de las batallas más cruciales de la actualidad es la defensa de las semillas y los materiales vegetativos que, mediante los saberes ancestrales y los canales de confianza de intercambio comunitario por todo el mundo, siguen siendo cruciales no sólo para la diversidad biológica del planeta sino para el posible futuro de la humanidad. (Y con toda seguridad habrá muchos técnicos que con desprecio se reirán de ese antiguo y venerable modo de vivir en la siembra como totalidad de la vida.) Modo tan venerable de vivir como el oficio de quienes consideran que ser pescadores es el único modo de vida imaginable, y deseable, al cuidado del misterioso territorio ancestral marino.


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