martes, 1 de abril de 2008

DE la vaca.org
Artistas que exhiben el deterioro ferroviario
Una pinturita
La Agrupación Boletos Tipo Edmondson interviene estaciones de tren y la cartelería ferroviara para repararla a medias: una manera de poner en evidencia la ausencia de mantenimiento estatal y empresaria. El trabajo político de un grupo de artistas que se propone demostrar que con las privatizaciones no sólo hubo un vaciamiento económico sino también cultural.
Imagine que baja del tren y ve a dos muchachos que, vestidos como antiguos trabajadores ferroviarios, pintan con dedicación el rotoso y roñoso cartel nomenclador de la estación más cercana a su casa.
Por más increíble que parezca, eso es lo que hacen los artistas Patricio Larrambebere y Ezequiel Semo, creadores de la Agrupación Boletos Tipo Edmondson (ABTE). Sus intervenciones tienen una inquietante particularidad: arreglan solamente parte de las estaciones o sólo un sector de los carteles nomencladores. De esta manera, intentan poner aún más en evidencia el deplorable estado en el que se encuentra la infraestructura del transporte pública, la ausencia del Estado y el verdadero interés de las empresas concesionarias. Vestidos con antiguos uniformes ferroviarios, los artistas buscan recrear también los oficios extinguidos tras las privatizaciones. Los cruces en el tiempo generan desconcierto en el espectador ocasional. "Nunca pedimos autorización a la empresa para hacer este trabajo, que genera estupefacción: ¿Quiénes son? ¿Son de la empresa? Qué ridículo que estén arreglando solo esta sección del cartel, de la estación", dice Larrambebere. Todas las intervenciones tienen una clara intencionalidad artística, pero también política: "En las últimas elecciones, ningún partido político tocó el tema ferroviario. Este gobierno habla del tren bala cuando tenemos 35 mil kilómetros de vía férrea paralizados que costaría mucho menos que esa payasada atómica, otro negociado más", argumenta Semo. La intención de las acciones no consiste en hacer el trabajo por la empresa sino más bien señalar algo que sólo los usuarios parecen ver. La pintada a medias denuncia la situación en el estado de deterioro de los servicios públicos pero también intenta iniciar un debate: ¿de quiénes son esos espacios? Larrambebere no titubea: "Es nuestro. Las estaciones y todos los bienes muebles e inmuebles son del Estado. Lo que hace el concesionario es brindar el servicio ferroviario, nada más, por lo tanto es de todos". La Agrupación Boletos Tipo Edmondson (ABTE) nació en 1998 no como una broma sino como un espacio de reflexión acerca de los que estaba sucediendo con las instituciones en la Argentina. Larrambebere se declara "pintor de caballete" y para cuando fundó ABTE ya tenía pintados varios cuadros de logotipos e imágenes institucionales de los ferrocarriles, todos previos al proceso de privatización. En ese momento se encontró con Javier Martínez que lo ayudó a crear ABTE y aportó sus reflexiones vinculadas al situacionismo. Larrambebere dice que Martínez fue como el brazo teórico de ABTE para salirse de lo meramente estético y encontrarse con el presente que les había legado el menemismo: "En la medida en que íbamos viendo lo que sucedía con los ferrocarriles y redescubriendo su importancia institucional en el país, también reflexionábamos acerca de su desaparición. Nos dimos cuenta de que la extinción del viejo boleto de cartón en cierta medida fue como una esquirla, un rastro nimio de la desaparición de toda una cultura, la ferroviaria", recuerda Larrambebere. Una de las primeras producciones de esta falsa institución fue el bolezine, el órgano de comunicación de ABTE en forma de boleto desplegable que publicaba noticias sobre el ferrocarril. Lo imprimían con una máquina que pertenecía a la administración estatal del ferrocarril, recuperada a punto de ser destruida. En un principio, Larrambebere se propuso documentar y armar un archivo. Pero rápidamente la idea quedó descartada. En 1999, ABTE llevó a cabo su primera acción. “Consistió en rehabilitar una cabina de guardabarrera en Crisólogo Larralde, cerca de Saavedra, que estaba abandonado y convivía con el paso a nivel automático. Nuestra acción consistió en limpiar esa cabina para presentar una serie de calcomanías que habíamos hecho y que se llamaba '24 reflexiones sobre nuestro presente ferroviario'. Además de eso incluía la reaparición del guardabarrera que le daba la señal de vía libre al conductor del tren", cuenta. Por supuesto que ante esa aparición casi fantasmal, cuando el motorman lo veía comenzaba tocaba bocina como si estuviera loco. Los artistas –dicen- quieren poner en discusión el vaciamiento ferroviario que, subrayan, no sólo fue económico: “También hubo un vaciamiento humano, de oficios y profesiones que se desarrollaban en torno al tren”. Larrambebere y Semo son dos amigos que comparten ideas, las discuten, ponen plata de sus bolsillos y salen intervenir estaciones ferroviarias. En total, ya hicieron más de 20 acciones. "Para nosotros esto no es un trabajo, forma parte de nuestra formación intelectual", concluyen.
publicada 10/01/2008

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