TRIUNFO DE LOS VECINOS DE VICENTE LOPEZ
El Juez de Garantías Orlando Díaz dicto una Resolución Aclaratoria exponiendo que la tenencia provisoria de los terrenos en los cuales el Municipio de Vicente López pretende construir el Vial Costero prohíbe la modificación de los mismos.
El fallo se realizó hoy, luego de que un grupo de vecinos, acompañados por organizaciones sociales, el Dr. Miguel Quintabani -presidente de la Asociación ambientalista Pro-Vicente López-, el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y legisladores nacionales y provinciales, como la Diputada Liliana Piani, Vilma Ripol, y Horacio Alcuaz, presentaran ante el Juzgado de Garantías Nº 2 de San Isidro un escrito solicitando que no se destruya el Campo Municipal de Deportes Nº 3
Todos ellos habían acompañado días atrás las movilizaciones de los vecinos, e incluso estuvieron presentes el día en que la policía reprimió a los manifestantes con el fin de desalojarlos del predio en cuestión. Gracias a la intervención de estas autoridades, el viernes por la madrugada se había firmado un acta de compromiso en la cual se establecía la interrupción de las obras hasta tanto se encuentre una solución al conflicto.
“Estamos sumamente satisfechos por el resultado que ha tenido la intervención de los vecinos y organizaciones sociales que desde un principio se han movilizado con el fin de defender los espacios públicos de su comunidad. A partir de esta resolución el Municipio deberá retirar las maquinarias del lugar, y de esta forma los vecinos de Vicente López han ganado una batalla sumamente justa y digna” expresó la Diputada Liliana Piani.
Se agradece su difusión
Diputada Provincial Piani Liliana
Vicepresidencia II Honorable Cámara de Diputados Provincia Buenos Aires
Coalición Cívica
Despacho: (0221) -429 7162
Prensa:
Agustina Barrera (0221) 15 418 6285
Este blog , ES EL TERCERO QUE COMIENZO. ESTÁ DESTINADO A NOTICIAS Y COMENTARIOS CULTURALES , POLÍTICOS , SOCIALES , ECONÓMICOS Y TODO AQUELLO QUE SEA DE INTERÉS PARA LA COMUNIDAD ESCOBARENSE , PROVINCIAL , NACIONAL Y DEL EXTERIOR. LAS NOTAS QUE AQUI APARECEN SON RESPONSABILIDAD DE QUIENES LAS FIRMAN - AIDA-
"Otras culturas" de Aída Holtz

Datos personales
- Aída Holtz
- ESCOBAR, BUENOS AIRES, Argentina
- DOCENTE,PERIODISTA, POLÍTICA, INTEGRANTE DE ASOCIACIONES INTERMEDIAS.
miércoles, 26 de mayo de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
domingo, 23 de mayo de 2010
de "Otros cuadernos de SARAMAGO"(escritor)
Ni leyes, ni justicia
Febrero 13, 2010 por José Saramago
En Portugal, en la aldea medieval de Monsaraz, hay un fresco alegórico de finales del siglo XV que representa al Buen Juez y al Mal Juez, el primero con una expresión grave y digna en el rostro y sosteniendo en la mano la recta vara de la justicia, el segundo con dos caras y la vara de la justicia quebrada. Por no se sabe qué razones, estas pinturas estuvieron escondidas tras un tabique de ladrillos durante siglos y solo en 1958 pudieron ver la luz del día y ser apreciadas por los amantes del arte y de la justicia. De la justicia, digo bien, porque la lección cívica que esas antiguas figuras nos transmiten es clara e ilustrativa. Hay jueces buenos y justos a quienes se agradece que existan, hay otros que, proclamándose a sí mismos justos, de buenos tienen poco, y, finalmente, además de injustos, no son, dicho con otras palabras, a la luz de los más simples criterios éticos, buena gente. Nunca hubo una edad de oro para la justicia.
Hoy, ni oro, ni plata, vivemos en tiempos de plomo. Que lo diga el juez Baltasar Garzón que, víctima del despecho de algunos de sus pares demasiado complacientes con el fascismo que perdura tras el nombre de la Falange Española y de sus acólitos, vive bajo la amenaza de una inhabilitación de entre doce y dieciséis años que liquidaría definitivamente su carrera de magistrado. El mismo Baltasar Garzón que, no siendo deportista de elite, no siendo ciclista ni jugador de fútbol o tenista, hizo universalmente conocido y respetado el nombre de España. El mismo Baltasar Garzón que hizo nacer en la conciencia de los españoles la necesidad de una Ley de la Memoria Histórica y que, a su abrigo, pretendió investigar no sólo los crímenes del franquismo sino los de las otras partes del conflicto. El mismo corajoso y honesto Baltasar Garzón que se atrevió a procesar a Augusto Pinochet, dándole a la justicia de países como Argentina y Chile un ejemplo de dignidad que luego sería continuado. Se invoca en España la Ley de Amnistía para justificar la persecución a Baltasar Garzón, pero, según mi opinión de ciudadano común, la Ley de Amnistía fue una manera hipócrita de intentar pasar página, equiparando a las víctimas con sus verdugos, en nombre de un igualmente hipócrita perdón general. Pero la página, al contrario de lo que piensan los enemigos de Baltasar Garzón, no se dejará pasar. Faltando Baltasar Garzón, suponiendo que se llegue a ese punto, será la conciencia de la parte más sana de la sociedad española la que exigirá la revocación de la Ley de Amnistía y que prosigan las investigaciones que permitirán poner la verdad en el lugar donde estaba faltando. No con leyes que son viciosamente despreciadas y mal interpretadas, no con una justicia que es ofendida todos los días. El destino del juez Baltasar Garzón está en las manos del pueblo español, no de los malos jueces que un anónimo pintor portugués retrató en el siglo XV.
Febrero 13, 2010 por José Saramago
En Portugal, en la aldea medieval de Monsaraz, hay un fresco alegórico de finales del siglo XV que representa al Buen Juez y al Mal Juez, el primero con una expresión grave y digna en el rostro y sosteniendo en la mano la recta vara de la justicia, el segundo con dos caras y la vara de la justicia quebrada. Por no se sabe qué razones, estas pinturas estuvieron escondidas tras un tabique de ladrillos durante siglos y solo en 1958 pudieron ver la luz del día y ser apreciadas por los amantes del arte y de la justicia. De la justicia, digo bien, porque la lección cívica que esas antiguas figuras nos transmiten es clara e ilustrativa. Hay jueces buenos y justos a quienes se agradece que existan, hay otros que, proclamándose a sí mismos justos, de buenos tienen poco, y, finalmente, además de injustos, no son, dicho con otras palabras, a la luz de los más simples criterios éticos, buena gente. Nunca hubo una edad de oro para la justicia.
Hoy, ni oro, ni plata, vivemos en tiempos de plomo. Que lo diga el juez Baltasar Garzón que, víctima del despecho de algunos de sus pares demasiado complacientes con el fascismo que perdura tras el nombre de la Falange Española y de sus acólitos, vive bajo la amenaza de una inhabilitación de entre doce y dieciséis años que liquidaría definitivamente su carrera de magistrado. El mismo Baltasar Garzón que, no siendo deportista de elite, no siendo ciclista ni jugador de fútbol o tenista, hizo universalmente conocido y respetado el nombre de España. El mismo Baltasar Garzón que hizo nacer en la conciencia de los españoles la necesidad de una Ley de la Memoria Histórica y que, a su abrigo, pretendió investigar no sólo los crímenes del franquismo sino los de las otras partes del conflicto. El mismo corajoso y honesto Baltasar Garzón que se atrevió a procesar a Augusto Pinochet, dándole a la justicia de países como Argentina y Chile un ejemplo de dignidad que luego sería continuado. Se invoca en España la Ley de Amnistía para justificar la persecución a Baltasar Garzón, pero, según mi opinión de ciudadano común, la Ley de Amnistía fue una manera hipócrita de intentar pasar página, equiparando a las víctimas con sus verdugos, en nombre de un igualmente hipócrita perdón general. Pero la página, al contrario de lo que piensan los enemigos de Baltasar Garzón, no se dejará pasar. Faltando Baltasar Garzón, suponiendo que se llegue a ese punto, será la conciencia de la parte más sana de la sociedad española la que exigirá la revocación de la Ley de Amnistía y que prosigan las investigaciones que permitirán poner la verdad en el lugar donde estaba faltando. No con leyes que son viciosamente despreciadas y mal interpretadas, no con una justicia que es ofendida todos los días. El destino del juez Baltasar Garzón está en las manos del pueblo español, no de los malos jueces que un anónimo pintor portugués retrató en el siglo XV.
sábado, 22 de mayo de 2010
at. Rúl Pagella-C.CÍVICA -ARI SAN MARTÍN
Hay algo tan necesario como el pan de cada día , y es, la paz de cada día; esa paz sin la cual el mismo pan es amargo.”
Amado Nervo
Elisa Carrió convocó hoy “a todos los argentinos a celebrar en paz y unidos el Bicentenario”
Buenos Aires 21 de mayo de 2010.
La Presidenta de la Coalición Cívica Elisa Carrió convocó hoy “a todos los argentinos a celebrar en paz y unidos el Bicentenario y a acompañar los festejos y los diferentes actos que se hagan en las calles de las ciudades y los pueblos a lo largo de todo el país”.
“Es importante que todos los argentinos celebremos unidos esta fecha histórica y reflexionemos sobre nuestro pasado para poder mirar el futuro”, sostuvo Carrió, quién explicó que ella participará de las celebraciones que se hagan en las calles de la Ciudad de Buenos Aires como una ciudadana más.
Representantes
MUJERES POR LA PAZ
SAN ISIDRO
Para conocer nuestra propuesta visitá:
http://unionxlapaz.blogspot.com
Amado Nervo
Elisa Carrió convocó hoy “a todos los argentinos a celebrar en paz y unidos el Bicentenario”
Buenos Aires 21 de mayo de 2010.
La Presidenta de la Coalición Cívica Elisa Carrió convocó hoy “a todos los argentinos a celebrar en paz y unidos el Bicentenario y a acompañar los festejos y los diferentes actos que se hagan en las calles de las ciudades y los pueblos a lo largo de todo el país”.
“Es importante que todos los argentinos celebremos unidos esta fecha histórica y reflexionemos sobre nuestro pasado para poder mirar el futuro”, sostuvo Carrió, quién explicó que ella participará de las celebraciones que se hagan en las calles de la Ciudad de Buenos Aires como una ciudadana más.
Representantes
MUJERES POR LA PAZ
SAN ISIDRO
Para conocer nuestra propuesta visitá:
http://unionxlapaz.blogspot.com
At. Aldo Luis Novelli-Patagonia Argentina
Matria
La bandera indígena de los Andes rinde homenaje a la diversidad del mundo. Según la tradición, es una bandera nacida del encuentro del arco iris hembra con el arco iris macho. Y este arco iris de la tierra, que en lengua nativa se llama tejido de la sangre que flamea, tiene más colores que el arco iris del cielo.
matria
la conocí una lejana mañana
que flameaban banderas.
hablamos en bares y bodegones
durante un tiempo rojo.
una noche en una calle oscura
le acaricié los senos.
nos amamos una tarde
cerca del basural
mientras sus hijos buscaban comida.
sigo enamorado de sus despojos.-
NOTA ACLARATORIA: la sustitución de la “p” por la “m” en el título del texto, es una forma de poner en crisis y rechazar los significados chauvinistas y machistas de la palabra “patria” y su derivados: patriotero, patrística, patrón etc. y reivindicar la MATRIA como una patria femenina, más profunda, más real, más cercana a la fertilidad de una tierra auténtica, a la pachamama bienhechora.
Valga decir, que para mí, la MATRIA es toda la tierra latinoamericana.///
Un abrazo impetuoso.
aldo luis novelli/ desde los bordes del desierto.-
http://www.otros-fluidos-virtuales.blogspot.com/
http://www.la-sed-infinita.blogspot.com/
La poesía es un oasis luminoso en medio del desierto. El poema es la sed.
La bandera indígena de los Andes rinde homenaje a la diversidad del mundo. Según la tradición, es una bandera nacida del encuentro del arco iris hembra con el arco iris macho. Y este arco iris de la tierra, que en lengua nativa se llama tejido de la sangre que flamea, tiene más colores que el arco iris del cielo.
matria
la conocí una lejana mañana
que flameaban banderas.
hablamos en bares y bodegones
durante un tiempo rojo.
una noche en una calle oscura
le acaricié los senos.
nos amamos una tarde
cerca del basural
mientras sus hijos buscaban comida.
sigo enamorado de sus despojos.-
NOTA ACLARATORIA: la sustitución de la “p” por la “m” en el título del texto, es una forma de poner en crisis y rechazar los significados chauvinistas y machistas de la palabra “patria” y su derivados: patriotero, patrística, patrón etc. y reivindicar la MATRIA como una patria femenina, más profunda, más real, más cercana a la fertilidad de una tierra auténtica, a la pachamama bienhechora.
Valga decir, que para mí, la MATRIA es toda la tierra latinoamericana.///
Un abrazo impetuoso.
aldo luis novelli/ desde los bordes del desierto.-
http://www.otros-fluidos-virtuales.blogspot.com/
http://www.la-sed-infinita.blogspot.com/
La poesía es un oasis luminoso en medio del desierto. El poema es la sed.
Avellaneda-ARI-C.CÍVICA
Mientras los chicos están desnutridos delincuentes comercializan sus alimentos
La Mesa del Partido Coalición Cívica ARI de Avellaneda, insta al urgente esclarecimiento de los hechos de público conocimiento, en donde apareció leche de planes sociales destinados a sectores desprotegidos de la población, comercializados para la fabricación de helados. Lamentable, esta práctica que se reitera en el tiempo desde las distintas áreas del gobierno nacional, provincial y hoy supuestamente desde nuestro municipio, mediante la investigación de la UFI Nº 4 del Polo Judicial, denosta palmariamente la falta total y absoluta de transparencia de los actos de gobierno para garantizar que el insumo llegue a los beneficiarios del plan. Desde hace tiempo nuestro Partido a estado solicitando diferentes informes, los cuales aun no han tenido respuesta, demostrando la cerrazón de este gobierno ante los actos de control, transparencia y acceso a la información.
La Coalición Cívica ARI avala en todos sus términos la presentación realizada ante el Honorable Concejo Deliberante por los Concejales de nuestro partido solicitando la interpelación al Intendente Ing. Jorge Ferraresi y la aparición de los responsables.
21 de mayo de 2010,
Mesa partidaria de Avellaneda
Coalición Cívica ARI
Jorge Pineda, Presidente del Partido
Coalición Cívica ARI Avellaneda
La Mesa del Partido Coalición Cívica ARI de Avellaneda, insta al urgente esclarecimiento de los hechos de público conocimiento, en donde apareció leche de planes sociales destinados a sectores desprotegidos de la población, comercializados para la fabricación de helados. Lamentable, esta práctica que se reitera en el tiempo desde las distintas áreas del gobierno nacional, provincial y hoy supuestamente desde nuestro municipio, mediante la investigación de la UFI Nº 4 del Polo Judicial, denosta palmariamente la falta total y absoluta de transparencia de los actos de gobierno para garantizar que el insumo llegue a los beneficiarios del plan. Desde hace tiempo nuestro Partido a estado solicitando diferentes informes, los cuales aun no han tenido respuesta, demostrando la cerrazón de este gobierno ante los actos de control, transparencia y acceso a la información.
La Coalición Cívica ARI avala en todos sus términos la presentación realizada ante el Honorable Concejo Deliberante por los Concejales de nuestro partido solicitando la interpelación al Intendente Ing. Jorge Ferraresi y la aparición de los responsables.
21 de mayo de 2010,
Mesa partidaria de Avellaneda
Coalición Cívica ARI
Jorge Pineda, Presidente del Partido
Coalición Cívica ARI Avellaneda
viernes, 21 de mayo de 2010
at. Lidia Sausto( de Página 12)
“Algo habrán hecho”
Por Eva Giberti
Desde los perpetradores originales, en libertad cuando se esperaba su inmediata detención, hasta los vecinos observadores, que también son perpetradores periféricos, la propuesta es doble: por una parte, “aquí no pasó nada malo, no se mató a nadie” y por otra “lo que pasó era algo habitual, todo el pueblo conocía esos videos, porque hay varios”.
Los medios de comunicación se ocuparon de difundir los contenidos del Código Penal, y los márgenes de edad para ser víctima de un delito, así como la importancia del número de agresores cuando son “más de dos”. Se trata de informaciones cotidianas: hoy sabemos, aun sin haber leído el expediente, que una muchachita de catorce años fue violada por tres sujetos y filmada mientras no podía escapar de la situación.
Que quede claro que la imposición del denominado sexo oral, la fellatio o felación de los latinos, constituye violación para quien está obligada u obligado a asumirla sin alternativa. Y sin duda se instala como una forma de tortura. De la que disfrutan quienes la ejercen como forma privilegiada del abuso de poder.
También sabemos que un corrillo de vecinos, según se dice inspirados por los familiares de los perpetradores, se organizó en defensa de estos denominados muchachos que “no habían hecho nada malo” porque la “chica”, o sea la víctima, “estaba habituada a estas situaciones”, más aún, por ser algo “ligerita”, “rapidita”. O sea, no se le escapa a nadie que la tentativa se dirige a exculpar a los muchachos de buena familia porque, en todo caso, a esa chica le pasó lo que le pasó porque “en algo andaría”, o mejor “en algo andaba”. Que se sintetiza en aquel famoso “algo habrán hecho” que definió el perfil cómplice de los ciudadanos y ciudadanas adheridos al terrorismo de Estado.
¿O pretenderemos suponer que el terrorismo de Estado entre nosotros se mantuvo durante diez años solamente gracias a Martínez de Hoz y merced a las Fuerzas Armadas y a las fuerzas de seguridad? No fue así. Entre quienes lo sostuvieron estaban aquellos que decían “algo habrán hecho” para referirse a aquellas víctimas.
Un canal sólido y sutil comunica los pensamientos, negaciones, puntos ciegos y goces en el imaginar que alguien está siendo o ha sido ferozmente victimizado por sujetos a los que se elige como representantes de la verdad y con los cuales es posible identificarse; porque son los que han hecho algo que se admira: portarse como torturadores, capaces, además, de proveer de entretenimiento a una comunidad: para eso filmaron el video, para entretenerse y entretener. Violar a una muchacha entre varios, semejante las becerradas del Medioevo y filmarla para distribuir las imágenes entre la comunidad desborda el delito del violar y lo perfecciona con el narcisismo de quienes se miraron a sí mismos aportándose el placer de un tríptico de falos compartidos.
Los comentarios propios del desconcierto popular ante un corrillo que en una ciudad enarbolaba carteles vivando a los buenos muchachos, falsamente acusados por quienes defienden a quien algo habrá hecho para que la violen, condujo a la conclusión inevitable: “¡esta sociedad está enferma!”.
Lo plantearon antes de que se supiera que en Olavarría varias mujeres denunciaban a su ginecólogo por prácticas sexuales ajenas al ejercicio de su profesión, llevadas a cabo, justamente, en momentos de ese ejercicio. Otro agrupamiento portaba carteles en defensa del ginecólogo, seguramente victimizado por una coalición de mujeres confabuladas con intención de perjudicarlo. Este agrupamiento, igual que en la otra ciudad, había salido en defensa del supuesto violador.
Si lo verosímil de la historia mantuviera la fuerza probatoria de lo que se deberá probar, si bien los testimonios de las mujeres deberían alcanzar, sólo repetiría lo que innumerables mujeres han padecido en situaciones semejantes, con un agravante: el juramento hipocrático aniquilado, el principio sagrado de la medicina: “primero no dañar”.
Ahora tendrían que afirmar que la sociedad está muy enferma. Y así sucesivamente. Y digo sucesivamente porque la historia de General Villegas postergó el análisis de la familia que violaba, mediante sus distintos miembros, a una niña, luego adolescente de 16 años. Víctima que –según informaciones no confirmadas– habría sido repudiada por sus conocidos por “buchona”, por haber contado lo que le sucedía. Y ahora hay una familia deshecha. Debido a su denuncia. Situación conocida perfectamente por aquellas víctimas que denuncian y luego son sancionadas por quienes las rodean, y aun padecen exclusiones sociales por haber hablado de lo que no se habla.
La identificación con el agresor, con el victimario, el delincuente sexual es un hecho común, frecuente; es el efecto de posicionarse en el lugar del triunfador, del ganador, ya que asumir la posición de la víctima es penoso y humillante. Y el lugar del poder es deseable, el lugar de aquel que puede exhibirse y ser admirado como transgresor de la ley, sin ser considerado un delincuente, como lo explican los carteles que se exhiben en dos ciudades de nuestro país.
Para que se levanten esos carteles es preciso que la disfunción moral –por llamar de algún modo al fenómeno–, es decir los límites de las reflexiones éticas han sido saturados o no adquiridos. Es necesario renegar del lugar de las víctimas, despreciarlas e incorporar un saber impregnado por la violencia como valor inestimable. Cualquier violencia y, entre ellas, las que se derraman sobre las mujeres han sido privilegiadas.
Denominé perpetradores periféricos a quienes comenzaron a mostrarse y a poner al descubierto los canales que los comunican, exhibiendo aquello que piensan y los define ante los medios de comunicación, que es el primer aliado que buscaron, fracasando momentáneamente en el intento.
Aplicaron la propuesta exhibicionista de los otros perpetradores pero en gran escala, con vista al exterior. Una panorámica que demuestra que existen, porque sin que les importe la sanción social, están fanatizados por su convicción que les permite creer en la lógica de sus razonamientos. Lo interesante del fenómeno es que no aparece un ocultamiento de ese modo de pensar ni vergüenza por ser socialmente criticados.
Se comienza a reconocer el latido de lo que se suponía y deseaba superado y acabado, después del Nunca Más. No hace falta que estos pensadores periféricos aporten ideaciones políticas ni ideologías reconocibles; les alcanza con decir: “Aquí estamos y nos vamos a hacer valer. No nos importa el Código Penal, ni ningún otro código como no sea el mío que proclama a quienes yo quiero y admiro como los mejores, aunque está demostrado lo contrario. Y todos los demás (estaba claro en los diálogos con los periodistas) son imbéciles por creer que aquí hay una víctima”, si se trata de la muchachita.
Alguien podría objetarme que la semejanza entre los unos, de General Villegas –no toda la población– y los otros del terrorismo de Estado –no toda la población– es demasiado elemental.
Es posible, no obstante elude el comodín de la sociedad que no sabemos si puede pensarse como enferma, pero sí capaz de gestar una mutación moral: defender y exhibir lo que hace años no había quién se atreviese a agitar públicamente. Aunque centenares lo pensaran de ese modo y procedieran, jurídicamente, absolviendo al violador.
Por Eva Giberti
Desde los perpetradores originales, en libertad cuando se esperaba su inmediata detención, hasta los vecinos observadores, que también son perpetradores periféricos, la propuesta es doble: por una parte, “aquí no pasó nada malo, no se mató a nadie” y por otra “lo que pasó era algo habitual, todo el pueblo conocía esos videos, porque hay varios”.
Los medios de comunicación se ocuparon de difundir los contenidos del Código Penal, y los márgenes de edad para ser víctima de un delito, así como la importancia del número de agresores cuando son “más de dos”. Se trata de informaciones cotidianas: hoy sabemos, aun sin haber leído el expediente, que una muchachita de catorce años fue violada por tres sujetos y filmada mientras no podía escapar de la situación.
Que quede claro que la imposición del denominado sexo oral, la fellatio o felación de los latinos, constituye violación para quien está obligada u obligado a asumirla sin alternativa. Y sin duda se instala como una forma de tortura. De la que disfrutan quienes la ejercen como forma privilegiada del abuso de poder.
También sabemos que un corrillo de vecinos, según se dice inspirados por los familiares de los perpetradores, se organizó en defensa de estos denominados muchachos que “no habían hecho nada malo” porque la “chica”, o sea la víctima, “estaba habituada a estas situaciones”, más aún, por ser algo “ligerita”, “rapidita”. O sea, no se le escapa a nadie que la tentativa se dirige a exculpar a los muchachos de buena familia porque, en todo caso, a esa chica le pasó lo que le pasó porque “en algo andaría”, o mejor “en algo andaba”. Que se sintetiza en aquel famoso “algo habrán hecho” que definió el perfil cómplice de los ciudadanos y ciudadanas adheridos al terrorismo de Estado.
¿O pretenderemos suponer que el terrorismo de Estado entre nosotros se mantuvo durante diez años solamente gracias a Martínez de Hoz y merced a las Fuerzas Armadas y a las fuerzas de seguridad? No fue así. Entre quienes lo sostuvieron estaban aquellos que decían “algo habrán hecho” para referirse a aquellas víctimas.
Un canal sólido y sutil comunica los pensamientos, negaciones, puntos ciegos y goces en el imaginar que alguien está siendo o ha sido ferozmente victimizado por sujetos a los que se elige como representantes de la verdad y con los cuales es posible identificarse; porque son los que han hecho algo que se admira: portarse como torturadores, capaces, además, de proveer de entretenimiento a una comunidad: para eso filmaron el video, para entretenerse y entretener. Violar a una muchacha entre varios, semejante las becerradas del Medioevo y filmarla para distribuir las imágenes entre la comunidad desborda el delito del violar y lo perfecciona con el narcisismo de quienes se miraron a sí mismos aportándose el placer de un tríptico de falos compartidos.
Los comentarios propios del desconcierto popular ante un corrillo que en una ciudad enarbolaba carteles vivando a los buenos muchachos, falsamente acusados por quienes defienden a quien algo habrá hecho para que la violen, condujo a la conclusión inevitable: “¡esta sociedad está enferma!”.
Lo plantearon antes de que se supiera que en Olavarría varias mujeres denunciaban a su ginecólogo por prácticas sexuales ajenas al ejercicio de su profesión, llevadas a cabo, justamente, en momentos de ese ejercicio. Otro agrupamiento portaba carteles en defensa del ginecólogo, seguramente victimizado por una coalición de mujeres confabuladas con intención de perjudicarlo. Este agrupamiento, igual que en la otra ciudad, había salido en defensa del supuesto violador.
Si lo verosímil de la historia mantuviera la fuerza probatoria de lo que se deberá probar, si bien los testimonios de las mujeres deberían alcanzar, sólo repetiría lo que innumerables mujeres han padecido en situaciones semejantes, con un agravante: el juramento hipocrático aniquilado, el principio sagrado de la medicina: “primero no dañar”.
Ahora tendrían que afirmar que la sociedad está muy enferma. Y así sucesivamente. Y digo sucesivamente porque la historia de General Villegas postergó el análisis de la familia que violaba, mediante sus distintos miembros, a una niña, luego adolescente de 16 años. Víctima que –según informaciones no confirmadas– habría sido repudiada por sus conocidos por “buchona”, por haber contado lo que le sucedía. Y ahora hay una familia deshecha. Debido a su denuncia. Situación conocida perfectamente por aquellas víctimas que denuncian y luego son sancionadas por quienes las rodean, y aun padecen exclusiones sociales por haber hablado de lo que no se habla.
La identificación con el agresor, con el victimario, el delincuente sexual es un hecho común, frecuente; es el efecto de posicionarse en el lugar del triunfador, del ganador, ya que asumir la posición de la víctima es penoso y humillante. Y el lugar del poder es deseable, el lugar de aquel que puede exhibirse y ser admirado como transgresor de la ley, sin ser considerado un delincuente, como lo explican los carteles que se exhiben en dos ciudades de nuestro país.
Para que se levanten esos carteles es preciso que la disfunción moral –por llamar de algún modo al fenómeno–, es decir los límites de las reflexiones éticas han sido saturados o no adquiridos. Es necesario renegar del lugar de las víctimas, despreciarlas e incorporar un saber impregnado por la violencia como valor inestimable. Cualquier violencia y, entre ellas, las que se derraman sobre las mujeres han sido privilegiadas.
Denominé perpetradores periféricos a quienes comenzaron a mostrarse y a poner al descubierto los canales que los comunican, exhibiendo aquello que piensan y los define ante los medios de comunicación, que es el primer aliado que buscaron, fracasando momentáneamente en el intento.
Aplicaron la propuesta exhibicionista de los otros perpetradores pero en gran escala, con vista al exterior. Una panorámica que demuestra que existen, porque sin que les importe la sanción social, están fanatizados por su convicción que les permite creer en la lógica de sus razonamientos. Lo interesante del fenómeno es que no aparece un ocultamiento de ese modo de pensar ni vergüenza por ser socialmente criticados.
Se comienza a reconocer el latido de lo que se suponía y deseaba superado y acabado, después del Nunca Más. No hace falta que estos pensadores periféricos aporten ideaciones políticas ni ideologías reconocibles; les alcanza con decir: “Aquí estamos y nos vamos a hacer valer. No nos importa el Código Penal, ni ningún otro código como no sea el mío que proclama a quienes yo quiero y admiro como los mejores, aunque está demostrado lo contrario. Y todos los demás (estaba claro en los diálogos con los periodistas) son imbéciles por creer que aquí hay una víctima”, si se trata de la muchachita.
Alguien podría objetarme que la semejanza entre los unos, de General Villegas –no toda la población– y los otros del terrorismo de Estado –no toda la población– es demasiado elemental.
Es posible, no obstante elude el comodín de la sociedad que no sabemos si puede pensarse como enferma, pero sí capaz de gestar una mutación moral: defender y exhibir lo que hace años no había quién se atreviese a agitar públicamente. Aunque centenares lo pensaran de ese modo y procedieran, jurídicamente, absolviendo al violador.
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